Aunque es claro que es malísimo para echar discurso, lo hizo de la forma que mejor maneja, con cartas. Le pide en una, que le dirigió al binomio reeleccionista, que le dé la cara a las denuncias de corrupción en las fuerzas militares en donde estaría involucrado según denuncia el comunista Plinio Apuleyo Mendoza y les pidió explicaciones por la mermelada entregada a los congresistas. Así mismo, a Vargas Lleras lo llamó para que haga pública su relación de amistad con los empresarios del aseo en Bogotá.
Pero la respuesta de Vargas Llegas, quien parece un fosforito, no se hizo esperar. Le dijo a Camilo Gómez que no le pareció tan corrupto Santos cuando le fue a pedir puestos en el gobierno, incluso para su exesposa, en un consulado en Estados Unidos y para él, cuando estaba desempleado y el partido Conservador ni lo miraba.
El choque entre vicepresidentes pinta bueno, pues ya empezaron a
salir los trapitos al sol.
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